DAVID CANELLADA. / La Opinión
La desesperación es mala consejera. Tanto, que puede llevar a sobrepasar límites a personas que, en otras circunstancias, jamás se cruzarían en el camino de la Justicia. Es lo que parece haberle sucedido a cuatro pequeños empresarios dedicados a la construcción y a las reformas.
La semana pasada, cansados de las negativas y excusas de un promotor que les adeudaba cerca de 200.000 euros, acabaron 'secuestrándolo' durante unas horas para, posteriormente, dejarlo abandonado en un camino próximo a Abanilla.
La empresa había logrado un contrato para levantar una pequeña urbanización en la zona de Cieza, pero el promotor dejó de pagarles el pasado mes de enero. A pesar de ello, los trabajos siguieron adelante y fueron los empresarios -dos parejas de dos hermanos-, los que se hicieron cargo de los gastos de los materiales y de los albañiles. En marzo, sin embargo, la situación se hizo insostenible.
Desesperados, el pasado lunes quedaron con el promotor en un aparcamiento de Murcia y trataron de convencerle para que firmase las certificaciones que les permitirían cobrar. El promotor, sin embargo, se negó. Lejos de desistir, le llevaron a la sede de su empresa para que se lo dijera personalmente a los trabajadores. Finalmente, el promotor autorizó los pagos y los 'secuestradores', como represalia, le quitaron el móvil y le dejaron en un camino. Ahora, los cuatro se enfrentan a una denuncia por secuestro y robo con fuerza.
La semana pasada, cansados de las negativas y excusas de un promotor que les adeudaba cerca de 200.000 euros, acabaron 'secuestrándolo' durante unas horas para, posteriormente, dejarlo abandonado en un camino próximo a Abanilla.
La empresa había logrado un contrato para levantar una pequeña urbanización en la zona de Cieza, pero el promotor dejó de pagarles el pasado mes de enero. A pesar de ello, los trabajos siguieron adelante y fueron los empresarios -dos parejas de dos hermanos-, los que se hicieron cargo de los gastos de los materiales y de los albañiles. En marzo, sin embargo, la situación se hizo insostenible.
Desesperados, el pasado lunes quedaron con el promotor en un aparcamiento de Murcia y trataron de convencerle para que firmase las certificaciones que les permitirían cobrar. El promotor, sin embargo, se negó. Lejos de desistir, le llevaron a la sede de su empresa para que se lo dijera personalmente a los trabajadores. Finalmente, el promotor autorizó los pagos y los 'secuestradores', como represalia, le quitaron el móvil y le dejaron en un camino. Ahora, los cuatro se enfrentan a una denuncia por secuestro y robo con fuerza.
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