viernes, 5 de noviembre de 2010

Arrestan al presunto asesino de Los Dolores

La Policía localiza escondido en una cueva junto a Cala Cortina al supuesto homicida de Matías F. M.
05.11.10 - 01:56 - JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ jagonzalez@laverdad.es | CARTAGENA.
¿Caso resuelto? Agentes de la Policía Nacional de Cartagena detuvieron ayer por la tarde en una cueva situada junto a la playa de Cala Cortina a un hombre al que los indicios apuntan como el asesino de Matías F. M., el vecino de 38 años que el pasado 8 de octubre murió apuñalado en un parque del barrio de Los Dolores en una disputa con un mendigo por el uso de un banco. 

Los agentes desplegaron un gran operativo para evitar la fuga del sospechoso del crimen, un hombre de unos 40 años de edad y apariencia de indigente que llevaba consigo un arma blanca (al parecer un cuchillo), tal vez la misma que empleó hace un mes.
Hacia las seis de la tarde, doce patrullas policiales, entre ellas del Grupo de Prevención y Reacción de la Comisaría, rodearon la cueva. Pero el individuo que se cobijaba o, lo más probable, se escondía en ella como un escurridizo fugitivo hizo lo posible por emprender una nueva huida.
Cuando una de las funcionarias que participaron en la operación se acercó a él para tratar de echarle el guante, el sospechoso no dudó en lanzarle una cuchillada que al final sólo pudo dibujar en el aire porque no le alcanzó. Precisamente, Matías murió al recibir una rápida y certera cuchillada en el costado. ¿Es una coincidencia o una inequívoca 'marca de la casa'?
Acorralado ya como estaba, en un intento desesperado de dilatar el asedio el supuesto delincuente no dudó en arrojar piedras contra los policías.
Todo fue en vano. Al cabo de una hora desde la llegada de las primeras patrullas, con la noche ya sobre Cartagena, el provisional inquilino de la cueva estaba ya esposado y camino de un furgón policial en el que fue llevado hasta los calabozos de la Comisaría. Vestía una chilaba, si bien las fuentes consultadas aseguran que no es de nacionalidad marroquí, tenía manchas de sangre en el rostro y pinta de haberse afeitado de forma reciente.
Estos dos últimos detalles puede que no sean baladíes, pues quizás intentaba despistar a la Policía, que manejaba una descripción según la cual el asesino tenía barba y bigote y vestía pantalones vaqueros.
Tirando del hilo de las declaraciones de al menos dos testigos del crimen ocurrido hacia la medianoche de la noche del viernes 8 de octubre en la plaza Juan Calero, los agentes establecieron un perfil del presunto homicida que se completaba así: hombre de 35 a 40 años de edad, extranjero, delgado, moreno y con un rasgo singular: unos tatuajes en los nudillos de una mano.
Al pie de la cueva, las caras de satisfacción de los policías era más que evidentes. Entre ellas, las de la plana mayor del 091 en la ciudad, que participó en la operación con el comisario José María García al frente. Éste no dudó en felicitar a los agentes por el exitoso resultado de su esperada intervención.
Fuentes del caso aseguraron a 'La Verdad' que el detenido, que al cierre de esta edición prestaba declaración en las instalaciones policiales, tiene vinculación con las investigaciones desarrolladas por la Policía Nacional en torno al crimen.
La Policía espera cerrar en las próximas horas el caso, antes de poner a disposición judicial al detenido, que si es quien barrunta tuvo la sangre fría de quitar la vida a un hombre que paseaba por el parque junto a su hijo de once años y un cuñado... y huir a una cueva.

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